«Sé romero»

Siempre he tomado la ruta optimista de luchar por lo imposible, si la conciencia me dicta que ahí está la razón ética de vivir y dejar vivir, aunque debo confesar, como lo expreso en el poema, cuántas veces la verdad ha sido la opresora de nuestros sueños, de esas utopías deseables que nunca llegan a alcanzarse.

Mi profesor de literatura en el bachillerato me indujo a la lectura de León Felipe. De inmediato me cautivó e inspiró su poesía. Uno de sus poemas “Romero sólo” sirvió para reflexionar en torno a la verdad, la realidad y los sueños; nos dice ese extraordinario poema, «Ser en la vida romero… Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo / pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero / ligero, siempre ligero».

Escribí este poema con el sentido que le da León Felipe a ser sólo romero, y especialmente, en la psicología existencialista, en la búsqueda interior de la vida, pero también en el ejercicio de la profesión. Un debate que llevo dentro, entre la evidencia de la ciencia y de la verdad de los hechos, y el arte de la intuición y la verdad de la imaginación. 

Albert Einstein dijo: «La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional un leal siervo». Pero nuestra sociedad actual desgraciadamente honra al siervo y se olvida por completo del regalo sagrado. Como también Rita Levi-Montalcini, da a la intuición una base para perseguir la realidad científica; «No creo que haya ciencia alguna sin intuición». Al mismo tiempo, toda la filosofía existencial ha repercutido en mi distorsionada visión del mundo, pero que a diferencia de muchos de mis admirados existencialistas, siempre he tomado la ruta optimista de luchar por lo imposible si la conciencia me dicta que ahí está la razón ética de vivir y dejar vivir, aunque debo confesar, como lo expreso en el poema, cuántas veces la verdad ha sido la opresora de nuestros sueños, de esas utopías deseables que nunca llegan a alcanzarse. Comparto humildemente este poema inédito, pidiéndole benevolencia al lector.

SÉ ROMERO

Desdeña el jugo amargo de la sabiduría,
no indagues el sentido profundo de las cosas.
De la verdad la mano desoladora y fría
oprime a un mismo tiempo los sueños y las rosas.

Si obstinado pretendes analizar la vida,
aterido y enfermo te hallará la mañana
y en su seno inquietante cada noche perdida,
te brindará marchita la más rubia manzana.

El cielo es un bermejo dosel de terracotas,
embriágate en los oros que la tarde te ofrece 
de anhelos imposibles y tristezas remotas.

Dale al viento errabundo tu canción, sé romero
y un olor de jazmines como al poeta,
te mostrará el más humilde sendero.

© 2024 Miguel Ángel Escotet. Todos los derechos reservados. Se puede reproducir citando la fuente y el autor.